Respuesta a un chaval del foro
Hace unos días, estando yo todavía en mis lujosas vacaciones en un hotel de jubilados en Cambrils, un chaval del foro inició una discusión que me sacó de mi estado zen.
El hilo se titulaba Crítica al último vídeo de Lord (al Guión); sí, lo escribió así, con tilde.
La cuestión es que el chaval se quejaba de que el vídeo le había parecido una mierda, básicamente. El guion de ese vídeo era el ganador del concurso de guiones, como yo había dicho por aquí que habíamos tenido un problemilla de factchecking, y como él se había pasado 15 días escribiendo y documentando bien el guion que presentó, pues... Estaba picado.
Y en ese momento me tocó bastante los huevos. Quería insultarle. Decía que hasta se me notaba en las imágenes que eso no lo había escrito yo, porque se me veía tenso y pestañeo mucho. Jajaja. Esta es buena porque no soy yo. Es un clon creado con la inteligencia artificial de Heygen (tengo que reconocer que, aunque no me guste mucho el resultado, ha colado mucho más de lo que esperaba).
Decía también que había una explicación de bitcoin infantil y forzada, cuando esa explicación la había reescrito enteramente yo 🥲
En fin, que no me dejáis ni tomarme unas vacaciones.
La cuestión es que estaba con el dedo ya en el teclado, escribiendo una respuesta, cuando me acorde de algo: de mí.
Ese chaval es literalmente yo hace unos años. Yo he participado en un montón de concursos de cuentos, relatos, guiones y cortometrajes, y en la vida he ganado uno. Y siempre he mirado con recelo a los ganadores. Cuando he podido leer o ver su obra siempre he llegado a la misma conclusión: es una mierda. Lo mío es mejor. A veces lo he dicho hasta sin llegar a leer la obra, solo por el título. Un sexto sentido, supongo.
Tengo un recuerdo muy curioso de segundo de bachiller. El profesor de euskera nos ofreció participar en un concurso de escritura, y antes de enviar nuestras obras el nos hizo unas correcciones y nos dio feedback. Cuando me tocó a mí, fui a su mesa, y me dijo (en euskera): "con esto... un premio no vas a ganar, pero esto está muy, muy bien". Y la cosa no quedó ahí. No solo me dijo que estaba muy bien, sino que debería hablar algún día con un escritor para aprender sobre el oficio. Me pareció el mayor halago que me podrían haber hecho en la vida y me puse rojo como un tomate porque en esa época era muy tímido y siempre me ponía rojo por cualquier cosa.
El último día de clases, cuando le dije que iba a meterme en una ingeniería (yo estudiaba bachiller tecnológico), me dijo: "pues buena suerte, pero que sepas que eres de letras".
Es tremendo lo que un profesor puede influir en el futuro de una persona. Una sola frase, unas pocas palabras, pueden grabarse en la mente de un chaval para siempre.
Lo que yo no descubrí hasta años después era que aún tenía una lección que sacar de este profesor. "Con esto... un premio no vas a ganar", me había dicho. Y nunca había sabido por qué.
¿Cómo es posible que lo que yo escribí fuera tan bueno como para decirme que debería hablar con un escritor para aprender el oficio, pero no lo suficiente como para ganar un premio? ¿Qué sentido tiene eso?
Solo me lo dijo a mí. A nadie más. ¿Pero yo no era digno de un premio?
Años después lo entendí gracias a Youtube.
Dediqué más de esos 15 días que dedicó el participante del foro a escribir un vídeo sobre la narrativa de TheGrefg. Era un análisis en el que se estudiaba cómo se aplicaban los conceptos típicos del storytelling en un streaming y en vídeos de Youtube, y fue un trabajazo.
El vídeo pasó totalmente desapercibido.
Un par de meses después hice un vídeo chorra de tres minutos de La Isla de las Tentaciones. Me costó un par de horas hacerlo. Fue mi primer vídeo en entrar en el "juego" del algoritmo. El vídeo tuvo audiencia. A la gente le gustaba La Isla de las Tentaciones y querían escuchar a la gente hablar sobre el reality.
Ahí estaba empezando a entenderlo. Lo que importa no es hacer algo excelente, sino hacer algo conveniente. Hay que hacer algo que encaje en algún lugar: un público, un jurado, un cliente.
Nuestro ego nos hace creer que estamos tan cerca de la excelencia que apostamos siempre por ese caballo y perdemos tierras y casas. En realidad no estamos tan cerca de la excelencia, y aunque lo estuviéramos, más vale bueno conveniente que excelente inconveniente.
Llega un momento en el que el artista, si quiere cobrar por lo que hace, tiene que deshacerse de su ego y empezar a pensar en términos de funcionalidad. ¿Esto que he escrito funciona? Me da igual lo excelente que creas que es. Pregúntate: ¿funciona?
¿Es conveniente?
¿Encaja en alguna audiencia?
Es la única forma de avanzar.
En fin, que yo seguía en Cambrils reflexionando sobre estos menesteres cuando un correo, en contrapartida al hilo del foro, me volvió a alegrar las vacaciones. Como en esta newsletter estamos en petit comite, lo voy a copiar entero:
El chaval tiene 382 suscriptores y el vídeo ya tiene 65.000 visualizaciones.
Me alegro mucho.
Sé que muchos habéis participado, y sé que puede llegar a ser frustrante perder, pero no hay nada que ganar en la queja. No hay nada que ganar en criticar a los ganadores; en escudriñar a los seleccionados con unos ojos totalmente sesgados por la frustración y en encerrarse en un periodo de resignación.
En cambio, todavía hay mucho que ganar en volver a intentarlo, en iniciar otros proyectos y en ir poco a poco aprendiendo sobre cómo encontrar aquello que encaje en algún lugar. Algo conveniente. Que funcione.
Suerte.